Otro tipo de violencia

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Resulta muy interesante que muchos directores latinoamericanos actuales empiecen a retratar la violencia del continente  desde un lugar menos convencional. Parece que existe una tendencia a alejarse de la violencia explícita de los sectores marginales para enfocarse más bien en la violencia de las clases altas. Sobre este fenómeno reflexiona la periodista Gabriela Saidón en su artículo publicado en el Suplemento Ñ del Diario el Clarín de Argentina:

Cada vez más cineastas argentinos –desde Lucrecia Martel a Marcelo Piñeyro– retratan la vida cotidiana dentro de urbanizaciones cerradas. Una semana solos, de Celina Murga, es la última de esas producciones y dispara una reflexión en torno de los jóvenes criados intramuros (…)

La figura del “otro” que viene a interferir en la vida normal de los adolescentes (en la película de Winograd está en la misma sociedad cerrada del country) aparece personificada en el entrerriano, el que viene de un afuera lejano y amenazante. La bisagra, en las dos películas, está dada por los guardias de seguridad. Y (como en Las viudas de los jueves) lo que se pone en evidencia es que las supuestas garantías de seguridad que ofrecía la urbanización cerrada (esos muros o alambrados que al separar el afuera y el adentro, los constituyen como tales) no existe. Qué mejor prueba de esa inutilidad de los muros que el que, con conflicto y detenciones, sigue construyéndose en la frontera entre Estados Unidos y México, entre Tijuana y San Diego, para frenar la migración ilegal, cuando la gripe A salta el muro y el “mal” (es decir, “el otro”) busca la manera de ingresar y expandirse y llegar, antes que a los asentamientos y villas de emergencia que pululan alrededor de las urbanizaciones cerradas, a esos adolescentes argentinos que viven en el interior de esos adentros que iban a garantizar una vida sana, al aire libre, lejos de ese afuera malo, peligroso e inseguro.

Si uno se toma el trabajo de navegar por Google Earth, en la zona norte del conurbano bonaerense, llama la atención el contraste entre la vista aérea de los barrios privados (verde pasto, azul pileta, dos colores en continua repetición) y otra clase de urbanización cerrada, el barrio obrero o la villa (verde pero menos brillante de cierta vegetación, gris cemento predominante de las construcciones precarias). El verde está ligeramente saturado en la película de Murga. Un color que acaso sea un personaje más, silencioso pero muy significativo, del filme.

2 Responses to “Otro tipo de violencia”


  1. 1 Juan Secaira 28 June 2009 at 3:55 PM

    Interesante esa mirada; en realidad hay sectores poco conocidos, aunque, paradójicamente, pasemos por ellos casi a diario. Son lugares “invisibles”, pero con una dinámica propia. Mientras más se pose la mirada de cienestas y creadores en general sobre estos sitios, pues, mejor; cómo lo hagan ya es otro tema.
    A propósito, súper pleno tu blog, lo estoy disfrutando.
    saludos.

    • 2 burbanov 29 June 2009 at 6:40 AM

      Muchas gracias por escribir, Juan. La violencia que se respira en la clase alta es demoledora. Se me viene a la cabeza un libro impresionante que leí ya hace muchos años de un economista sueco, Thorstein Veblen, sobre el fenómeno: “Teoría de la clase ociosa”, que es una exploración de las aristocracias desde su génesis hasta su decadencia. Las disección que hace Veblen es muy aguda. Creo que a Borges le gustaba mucho ese libro.
      Un abrazo,
      P.


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